La salvaguardia debe entenderse como cualquier acción de rescate, defensa, restauración, restitución, reconstrucción, conservación y difusión de un bien cultural, sea material o inmaterial, así como búsqueda de apoyos técnicos financieros y de cooperación nacional o internacional, que sean necesarios. Esta gestión se puede hacer de manera consciente o inconsciente. En el primer caso porque quién la hace sabe que eso quiere hacer y en el segundo caso porque se pertenece a una cofradía, una hermandad, un grupo, etc., Y lo que se pretende hacer es mantener una tradición o una costumbre.
Lo mismo sucede con las personas individuales que para sobrevivir hacen comidas tradicionales, dulces típicos o artesanías. Estas personas no saben que están realizando una gestión cultural, pero la hacen. Considero que cuando se toma consciencia de lo que es la gestión cultural y uno se prepara para ello, las cosas salen mejor porque se busca que todo se haga de acuerdo a las leyes de conservación de los patrimonios culturales y con las técnicas apropiadas, cosa que también sucede cuando se hacen gestiones de apoyo. Es por ello que los gestores culturales deben prepararse, recibir cursos, hacer estudios, aprender técnicas, etc., que le permitan realizar un buen trabajo. Hoy día existen cursos y carreras en universidades para aprender a ser un gestor cultural y para obtener un título sobre esa noble y necesaria actividad.
De los Promotores Culturales Oficiales
Dentro del proceso de desarrollo que ha tenido la cultura de Guatemala, la creación del Ministerio de Cultura y Deportes, en el año 1986, constituyó un muy importante acontecimiento. Éste sentó sus bases en una infraestructura, desarrollada a partir de los grupos artísticos oficiales, por medio de la Dirección General de Bellas Artes y en el patrimonio arqueológico e histórico, que durante muchos años estuvo a cargo del Instituto de Antropología e Historia. Ambas direcciones fueron dependencias del Ministerio de Educación.
Con el Ministerio de Cultura y Deportes se inició un proceso de creación de la figura del Promotor Cultural, al que, en distintos periodos de gobierno, se les ha proporcionado capacitación en diversos aspectos, enfocados principalmente al desarrollo de las artes y la elaboración de proyectos, aunque en su etapa inicial fue la de “activismo cultural”. En esta etapa, gobierno del Presidente Cerezo, se desarrollaron términos como promoción, formación, difusión, preservación y rescate cultural, labor que correspondía a los promotores culturales, pero más específicamente a los Directores de las diversas Direcciones Generales creadas en ese período. Por primera vez se reconoció el valor cultural de las Cofradías, con apoyos financieros que se les proporcionó durante dos años
Durante el gobierno de la Democracia Cristiana, creador de este Ministerio, se proyectó la formación de 300 promotores culturales y deportivos, para atender las demandas culturales de la misma cantidad de municipios. Sin embargo el proyecto no prosperó, la renuncia al cargo del Ministro Élmar René Rojas, impidió que se realizara este proyecto y se contrató únicamente a un grupo de menos de veinte promotores, cuyo trabajo no fue ni la sombra de lo que se esperaba en el proyecto inicial.
Fue durante el gobierno de Álvaro Arzú cuando se define una política de promoción cultural, y la contratación de 188 promotores culturales y deportivos en los 22 departamentos de la república, aunque en su mayoría no eran personas especializadas en la cultura ni el deporte, por lo que también se inicia un proceso de depuración y formación del recurso humano. Durante el gobierno de Alfonso Portillo (con un promotor por departamento) el promotor desarrolla una labor de activismo pero también inicia el proceso de desarrollo de proyectos culturales a corto plazo, (un año) que provoca el interés por una formación especializada en el tema cultural, en la cual intervienen distinguidos profesionales que transmiten este conocimiento al grupo de promotores ya mencionado.
Mientras tanto la figura del gestor cultural todavía no se había determinado. No fue sino hasta el nuevo siglo cuando se empezó a hablar del “gestor cultural” como parte integral de estos procesos, y en Guatemala se empezó a utilizar desde las Fundaciones Culturales, Museos, Galerías de Arte y otras instituciones con respaldo financiero aceptable.
A raíz de la creación de la Unidad de Desarrollo Cultural, del Ministerio de Cultura y Deportes, durante la gestión del presidente Oscar Berger, surge también la figura del Gestor Cultural, aunque con directrices establecidas, muy parecidas a la de los promotores culturales que en ese momento laboraban para dicho Ministerio. Sin embargo pueden identificarse algunas características que al momento de su creación hicieron la diferencia entre estas dos figuras.
El gestor cultural debe tener la capacidad de servir como enlace entre el promotor cultural y las instituciones civiles, organizaciones culturales, grupos artísticos, es decir que sirve de apoyo para que el promotor local pueda desarrollar una mejor actividad en relación con su entorno sociocultural. Pero además, tiene la capacidad de crear y desarrollar proyectos culturales a mediano y largo plazo, con el apoyo y la interacción de diversas entidades culturales, más una adecuada convocatoria y convencimiento.
Entonces el uso de la figura de gestor cultural se amplía; se reconoce como tales a todas aquellas personas que desde su propia iniciativa desarrollan sus esfuerzos por el crecimiento de la labor cultural en espacios cada vez más amplios. Los directores de Museos, de Centros Culturales, los impulsores del arte, directores de Casas de la Cultura, directores de instituciones públicas inclusive artistas de amplia y reconocida trayectoria, se consideran como Gestores Culturales, dándosele con ese reconocimiento una mayor dimensión al término.
Por: Marco Tulio Monzón - Red Nacional de Gestores Culturales
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