Siempre hemos escuchado que una pequeña cantidad de guatemaltecos logra llegar a la universidad. ¿5 por ciento?, ¿12 por ciento? Hay discrepancia en las cifras, según la encuesta que se cite y la edad de la población tomada en cuenta. Se trata, en todo caso, de un porcentaje ínfimo, pero ¿de cuántas personas hablamos?, ¿cuántos estudiantes tiene cada universidad?, ¿qué estudian?
elPeriódico intentó profundizar sobre estos datos y encontró que ni siquiera se tiene la cifra de cuántos universitarios hay en el país y cómo están repartidos en las universidades. Ningún centro de investigación o institución los registra. En cada puerta que tocamos la respuesta fue: “tienen que pedir los datos en cada universidad… si se los quieren dar”.
Con la colaboración de las 13 universidades del país generamos esta cifra: en Guatemala hay 312,697 universitarios.
También obtuvimos otros datos generales. Son números que cualquier país que le apuesta a su desarrollo a través de la educación tendría disponible en una página electrónica de consulta pública. En Guatemala no.
Nos enteramos, por ejemplo, que la Universidad de San Carlos (Usac), con casi 155 mil estudiantes, aglutina al 49.5 por ciento de la población estudiantil del país. La otra mitad está repartida en 12 casas de estudios encabezadas por la Universidad Mariano Gálvez (UMG), con el 16 por ciento. Y que este año, todas las universidades sumaron 61 mil 478 nuevos ingresos e imparten 934 carreras.
Lo que se desconoce y no todas las universidades están tan anuentes a indicar abierta y prontamente es qué estudia esta población, cuántos años le toma terminar la carrera y graduarse, cuántos desertan, cuántos se gradúan, cuánto invirtieron en su educación superior.
No sabemos cuántos estudiantes tienen cada una de las 934 carreras, incluidos posgrados, profesorados y diplomados, ni qué oportunidad en el mercado laboral encuentran los egresados. En resumen, no tenemos ninguna información consolidada y en detalle de la educación superior en el país y, como era de esperarse, tampoco hay políticas públicas que le apuesten a la universidad para buscar el desarrollo.
Se calcula que la cobertura bruta de la educación superior en Guatemala es de 12 por ciento. Significa que solo 12 de cada 100 guatemaltecos entre 18 y 24 años está matriculado. “Es una de las más bajas de Latinoamérica. En Costa Rica es de 35 por ciento”, explica Efraín Medina, ex secretario del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA). La Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos de 2010 cifró en 4.8 por ciento la población que ha ido a la universidad (unas 420 mil personas) y las proyecciones del censo de 2002 calculan que el 3.4 por ciento estudió de 1 a 4 años en la universidad.
La escasa población universitaria es la consecuencia de una deficiente cadena educativa en la que hay una cobertura de 98 por ciento en primaria y 36 por ciento en básicos, pero que cae a 20 por ciento en el diversificado. En teoría, al menos una quinta parte de la población podría entrar a la universidad. Pero la calidad educativa es tan mala (93 de cada 100 graduandos no gana las pruebas de matemática ni de lectura), que son pocos los aptos para la universidad. “¿Cómo se puede desarrollar económica y socialmente un país con una cantidad tan limitada de profesionales?”, se pregunta Lucía Verdugo, oficial de educación de la oficina de UNESCO en Guatemala.
“La oferta aún es poca y solo hay una universidad nacional que tampoco se da abasto para toda la población”, opina Victoria Rosales, delegada del Consejo de Enseñanza Privada Superior (CEPS). “Debería de promoverse que existan más universidades, pero con calidad, no se trata solo de proveer el servicio, sino de que haya excelencia”, resalta.
De 4 en 4
Las universidades privadas han crecido más o menos a un ritmo de 4 por década desde 1966, pero entre 1971 y 1995 no se abrió ninguna y en los últimos 2 años se inauguraron 2. El CEPS tiene 4 solicitudes de autorización en trámite y hay 3 universidades extranjeras que operan sin estar acreditadas.
“Lo que determina la demanda de las universidades es principalmente el factor económico, por eso la mayoría prefiere ir a la universidad pública”, opina José Ángel de la Cruz, director del Sistema de Ubicación de la Usac. Pero hay excepciones. La universidad estatal ofrece algunas carreras en las que pesa más la calidad académica como medicina, veterinaria, nutrición y odontología. Sin embargo, reconoce, para las áreas sociales, económicas y humanísticas, el estudiante que puede pagar preferirá una universidad privada.
“El crecimiento de las universidades privadas es acorde a la dinámica empresarial de la educación superior”, opina Virgilio Álvarez, director de Flacso. “Que haya más o menos universidades privadas es indistinto.
Época de ferias
La UVG realizó el fin de semana pasado la segunda edición de la EXPO, una feria que reunió a 1,500 asistentes y que dio a conocer las 38 carreras a través de graduados exitosos y catedráticos. Hubo un concierto del DJ Francis Dávila, comida y talleres. Ingeniería electrónica presentó la prótesis biónica de un brazo y en bioquímica extrajeron ADN de fresas, entre otras actividades.
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